miércoles, 10 de junio de 2009

Los ojos de Carol

Carol tiene una mirada peligrosa. Tiene cuatro años y sabe como manipular el mundo con sus ojos. Es pura, ¿qué podría haber hecho tan grave a sus cuatro años? Se llena de papeles la nariz, mientras en ti fija sus castañas pupilas. Regañarla se vuelve imposible. Te mira con el cinismo que obtiene de la hermosura. No es tierna, es la mirada de una seductora. Carol tiene cuatro años y el mundo ya es suyo. Podría rayonear con sus crayolas tu pared favorita, esa blanca donde tienes tu litografía de los girasoles, esa tan blanca que parece que fue pintada por dios; podría arañarla con azules y morados para luego girar esa cabecita suya, voltearte a ver, desarmarte de golpe, dejarte indefenso ante ella pidiendo perdón. Es capaz de tirar tu iphone por la cañería sonriendo para que tu la mires obseso, como en un sueño donde has sido tú quien le pidió que lo hiciera... Carol tiene cuatro años, por adelantado compadezco a cuanta persona se involucre con ella en el futuro, sobre todo a sus hombres, esos, sus soldaditos de plástico.

Carol tiene una mirada peligrosa. Tiene veinticuatro años y sabe como manipular al mundo con sus ojos. Está contaminada, ¿qué podría haber hecho tan grave a sus veinticuatro años? Toma prestado el carro del novio, lo estrella borracha contra un poste, se baja y pide aventón a quien sabe donde. Él la busca, encuentra el carro, de ella ni un rastro, él quisiera odiarla al ver el cofre de su Audi destrozado, no puede, con solo recordar sus ojos la perdona y corre hasta desmayarse, el pavimento le recibe caliente, el sonríe inconsciente agradeciendo que al menos conservó su dignidad... Carol tiene veinticuatro años y tira por la borda al mundo al cabo es suyo.

Carol tiene una mirada peligrosa. A sus doscientos noventa y cuatro años, cierra los ojos, demasiado ha sufrido el mundo a cuesta de ellos. Hace tiempo que aprendió a cerrarlos, pero el mundo llora por haberles conocido y ahora no gozar de su favor. La fauna se marchita, la tierra tiembla, se queja, resquebraja, agoniza, falla, se equivoca, rompe y se desgarra para que Carol al menos se conmueva y le eche una última mirada. Carol se niega, se mira a sí misma y sueña.

Carol ojos y pestañaS. Carol Dañas. Me alimentas, fúrica lloras, a tus pies bebemos todos, nos emborrachas. CieRRas los ojos, calma insoportable, somnífero, tortura del masoquismo que pide redención por la propia muerte. Ábrelos, ábrelos Carol porfavor, necesitamos tú luz y la muerte... conservar nuestra dignidad. A sus cuatro años, Carol ya es dueña del mundo. Pobre Carol cuanta responsabilidad envuelta en dos párpados.

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