jueves, 11 de junio de 2009

A ella

A ella le gusta el agua caliente en su cuerpo. Cuando nada la prefiere fría. Alberca soleada, vacacional, lejana, tanto. . . que diario recordando se baña caliente el agua. Moja la cabeza, inundan los pensamientos; para todas partes, a Italia por ejemplo, torna a la volta, se posa en algún nombre, algún hombre, alguien a quien no ha visto en un buen tiempo, un ex amigo, un ex amante, un ex conocido, un ex-tracto de realidad la invade, agua recorre, ella disfruta. Sí, ella disfruta. Esimisma, gira, danza, baila quieta en el rectángulo de losetas mientras talla su juventud. Brazos abiertos, ojos cerrados, cabello empapado dan la imagen de una deidad. Emerge de la regadera, estalla en gotas, cae al piso, se hace mujer. Mujer de senos blancos, blandos, pezones erectos, rosados, estómago valle soleado; envaginado al terminar en un arroyo de intimidad bifurcado en piernas de sensualidad. Cierra las llaves, terrena sale, golpea el aire con sus cabellos, esparce gotas que infelices la abandonan, mueren... toalla que abraza y calla. Ella camino de su cuarto la deja caer ensimismada. ¿En qué piensa? Se siente atractiva y fresca.

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