viernes, 17 de julio de 2009

Seda

Te imagino en tu cuarto.
Decorada.
Roja seda, tu cuerpo. Delineada en mis contornos,
acostada soñando quien sabe qué cosa.

Sonrojada ante mis palabras.
Un tanto incómoda.
Quizás no gustas ser imaginada en tu cuarto acostada... en seda envuelta, sonrojada.
Lo siento.
Inevitable es que lo haga como inevitable pienso: eres bonita.
Aparto recuerdos como discos vinílicos sobre la alfombra, desempolvo. Apareces, negro vestida, invitas al rostro a volver, te enredas en el follaje de las memorias.
Describirte garabateando. Dibujarte con la frescura de quien tiene toda la tarde, toda una vida. Toda tres vidas.
Un videocassete antiguo vacío, cámara digital. No cabe, no importa, lo hacemos caber, juntos lo incrustamos, grabamos. Corte, se queda.
Ven, siéntate y reposa callada o sonriente.
Permite a mis brazos envolverte de frente o de lado.
Háblame.
Ve.
Reposa.
Se mañana aun más hermosa.
Olvidé la noche en tus ojos, ¿me la devuelves la próxima vez que te vea?
Roja seda te cubre una noche más.
Imaginación y voz para buscarte una vez más en el vacío de un tal vez esta semana.
Despierta temprano.
Sédame. Yo sé que en darme tu ser cristalizas el vitral que soñamos al verdor de aquella tarde.

Mujer diáfana, divertida. . . Caminas de mi brazo tomada, destino incierto, quizás te sonroje más si te pido nuevamente un beso...

No hay comentarios:

Publicar un comentario