El maestro Mario Benedetti ha muerto.
Dejo un espacio porque después de una frase como la anterior, un silencio es necesario. Benedetti; asesino de la indiferencia, delator de los militares y torturadores, le diste con la picana de tus versos a los insensibles, a los que se negaban a escuchar las barbaridades que tú no callabas. Escribiste en pro de los que no delataron nunca a sus amigos, y cada escrito tuyo era una confesión, tú te hiciste amigo de los poderosos, los peligrosos y los asesinos, para ser tú el quien le diera sus nombres, direcciones y paradero a los hijos de los condenados. No hay acción más noble que hablar cuando tantos han callado, para que, algún día nadie tenga que decir palabra contra los suyos. Tús palabras y tus escritos han sido sin duda la pauta de la revolución silenciosa, nunca alzaste la voz en cuello para denunciar, hiciste algo más poderoso, alzaste el alma en tus consonantes, y aún retumba a un día de tu muerte.
Ayer manejando a una reunión de amigos, entró la tristeza a mi cuerpo y quiso salir por mis ojos, pero no salían las lágrimas, se atoraban; dije a mi novia que no comprendía de donde venía la repentina tristeza. Ella tampoco lo sabía, todo aparentemente marchaba bien, pero algo se había sacudido en el mundo. A la noche revisó ella las noticias y escuché una frase que retumba en mis oídos todavía... Mario Benedetti ha muerto hoy a sus ochenta y ocho años. Lo comprendí entonces, quise llorar y no pude. "Son macanas que los hombres no lloran, aquí lloramos todos" diría el maestro, y diría también: "Llorá, pero no olvides" y no te olvido, te leo, que es el mayor homenaje que a un escritor se le puede hacer, leerle y compartirle con los míos.
Luis Xavier Corona
Oscura y Verde Realidad
hoy escribo "con y sin nostalgia" por la muerte de un amigo literato.
lunes, 18 de mayo de 2009
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